T r e k k i n gC o c h a s q u í - M o j a n d a.
" Febrero 2005 "
Siete de la mañana, un bus y un grupo de gente, algunos un poco tarde, pero a fin de cuentas listos, grandes expectativas mas rostros desconocidos, no es fácil confiar en extraños, con tanto que se escucha, no obstante los guías manejan varias formas de romper el hielo. Diferentes rincones nos acompañan, como siempre : oficinistas, financieros, universitarios, familias, niños, tibios, solitarios, azules, sonrientes, incrédulos etc. todos dispuestos a la aventura. Tomamos la panamericana mientras les explicamos la diferencia entre trekking (vocablo holandés = migraciones) y paseo, muchos no la encuentran, “ya van a sentirlo” sonreimos, ha pasado hora y media de conocernos entre todos cuando arribamos a Cochasquí, se siente la imponencia de la Cultura Quitu–Cara, nuestros ancestros supieron ubicarla con 15 magnificas pirámides truncadas, 9 de ellas con rampa, la historia conmueve a todos, sin embargo es difícil apartar el reflejo de Hollywood de su memoria, todos agarran su cucayo (comida de marcha), cargan su modesta maleta y emprendemos el viaje, otra parte de guías se adelanta con el equipo para acampar, en camioneta y por rutas más formales.
A pie se puede alcanzar niveles increíbles, cortar camino es parte del estilo, el grupo avanza sin problemas o resolviéndolos, que es lo mismo, saltamos quebradas, bordeamos toros, que parecen mirarnos con el mismo temor que nosotros, la naturaleza cambia desde los 3100 m.s.n.m que empezamos, bosques, pájaros, pajonales, los descansos paulatinos permiten recargar, sonreír, admirar los límites cruzados y preguntar: “¿Cuánto falta?” “dos horas” les digo y se conforman, en parte pero; ¡Aquí no es posible regresar! , el campamento esta armado en Mojanda Grande(Caricucha), solo nos permitimos llegar, lo sabemos desde el inicio.
Al principio había camino de herradura pero preferimos atajos, claro siempre procurando no dañar el ecosistema, ir en fila ayuda mucho, por intervalos nos detenemos y presenciamos el banquete de humanidad que surge, compartir la pequeña comida, que también llevamos, el dulce es importante y amigable a estas alturas, el agua un bien preciado, la solidaridad es cuestión de miradas, la careta social tan común en estas épocas, quedó unos miles de pasos atrás, no viajamos solos, contando estamos 25 pero nos rodea vida en todas sus expresiones.
15 kilómetros es todo el recorrido, que a ratos se vuelven leguas, sobre todo en las cuestas, llegamos por encima de los 4000 m.s.n.m. y empieza el descenso, ¿Cuánto falta? “dos horas” les digo, “pero eso dijiste hace dos horas”, a estás alturas no es el tiempo lo que importa sino el sitio, al fondo el Yanaurcu (cerro negro) y sé que estamos cerca, el paisaje ayudado por San Pedro se muestra espectacular, incluso las aves parecen disfrutarlo sobremanera, descendemos por pajonales cortando por un par de cerros y en el final de una arista, se muestra el Yanaurcu con todo su esplendor, abajo algo como una sombra en su base, es Yanacucha (laguna negra) espectacular a sus pies. De lo lejos que estamos bajamos a sus orillas, el silencio es solo roto con nuestra alegría acompasado con el clic de las fotos, ahora todos somos amigos - expertos en posar para 15 cámaras, ¿Cuanto falta para el campamento?, una vez más, “dos horas” les respondo, mejor no escucho los comentarios, se ve que lo disfrutan de cualquier modo, otro par de kilómetros y vemos el encanto de la laguna varón (Caricucha), su inmensidad nos obliga a saludarla y les contamos la historia del romance entre Imbabura y la Princesa Mojanda, el Colongal tiene su imponencia desde aquí, el campamento a la distancia en las faldas del Fuya Fuya (Fuyu = Nube) es una mancha de colores, pero, “cuestión de dos horas y listo” les repito, ya no me creen solo sonríen, continuamos bordeando la laguna y nos fascinamos ante su frío cristalino, realmente podemos entender porque este lugar es paraíso de shamanes, adoloridos, algo cansados, llegamos a la playita, lugar donde los guías nos invitan a estrecharnos en abrazos con todos, aplausos suenan y sueñan.
Hacer Trekking es siempre un desafío un compañerismo único, nada de competencia malsana “aquí todos llegamos”, como les repetíamos desde el inicio, el premio es la comida caliente, pa este frío de 3711 m.s.n.m. una buena carpa, un sleeping y una fogata más la noche de luna llena con su espejo hipnótico en el agua y solo ahí tan solo después de hacerlo, logras entender la magia que envuelve practicar este deporte, tus límites yacen aletargados de cansancio, pero tu fe en ti se vuelve del tamaño de los astros.
Artículo completo escrito a manera de homenaje a los
M a n a C u n g a y P a g.