Que es lo que tenemos los ecuatorianos cuando estamos en el extranjero que nos juntamos alrededor de una comida típica y nos da por invitar a todo el mundo y celebramos los cumpleaños de un amigo con una energía que desborda el pequeño plato que contiene más que solo los buenos augurios y las bienaventuranzas.
Cantamos el desafinado coro del “happy birthday” y nos creamos nuestra propia “ONU” con los amigos que vamos haciendo en cada esquina de la ciudad que recorremos, que ya no nos importa la barrera geográfica pues ya fue rota desde el primer "hello" o desde el primer "look back". Y coreamos en diferentes tonadas contagiando los decibeles de tal modo que al final uno agradece el tiempo vivido y el camino avanzado.
Y los amigos, esos pequeños regalos que uno reconoce, toman la forma de la familia que ha quedado algunos kilómetros atrás, como una réplica a escala globalizada y colorida. Entonces, es cuando uno comprende eso de la aldea global y la única raza sobre este paseo llamado “vida”.
Vida que me llamas …
Y los platos que han quedado sucios y la dueña de casa que nos ha mandado a bajar el estrepitoso sonido que la alegría convoca, no hacen más que incentivarnos para planear mejor la próxima puesto que las “penas con panas son más amenas” …
Thanks.
Y ahora que esto me recuerda a algo que se me ha cruzado por la cabeza desde hace rato ya ...
La ansiada felicidad no es mas que una dama, con aires de rey, instinto de alfil, cabezota de torre y desplazamiento de caballo, que en el momento que esta por llegar a nosotros, hábilmente salta ... Arecife.
Y ahora que esto me recuerda a algo que se me ha cruzado por la cabeza desde hace rato ya ...
La ansiada felicidad no es mas que una dama, con aires de rey, instinto de alfil, cabezota de torre y desplazamiento de caballo, que en el momento que esta por llegar a nosotros, hábilmente salta ... Arecife.